LA RIVAL


 

Yo la elegí. Me pareció desorientada, indefensa en medio de la batahola de ese primer día de clase. La mayoría nos conocíamos.
Se fueron ocupando los asientos, sólo quedaba el grupito de los que siempre buscan sentarse en los fondos. Y ella.
Ha sabiendas yo había reservado dos lugares en la primera fila. Le dije, simplemente: querés sentarte conmigo?.
Qué  extraño que esas palabras  acudan a mi memoria cada vez que me interrogan acerca del éxito obtenido en mi carrera.
No tenía entonces cabal conciencia de las razones de mi elección. Fue casual?.
Cómo decirle a cada una de las tantas muchachitas que cada vez más, grabador en mano, hacen el itinerario hacia la pulcra soledad de mi departamento, que mi vocación, la perseverancia con que  encaré una carrera tan áspera y no abordada hasta entonces por mujeres, se decidió en ese instante, sin que yo misma en ese momento lo imaginara.
Ella era distinta. Una peculiaridad que muy pronto advertían todos.
Es interesante recordar la actitud de los profesores.
Algunos, sorprendidos por su inteligencia la “estimulaban”( exagerando exigencias), A otros les molestaba.
Para mi significó un acicate constante. Siempre me sobrepasaba. Cómo ganarle?. Tenía ideas, razonaba, sus enfoques eran personales y los defendía con pasión y audacia, descollaban en medio de la idiotez de la mayoría de las lecciones mediocremente aprendidas.
Recuerdo las clases de literatura con la señora Bernardi (la que se complacía con el estímulo exigente). Genoveva era llamada a dar lección en cada clase.Nunca pudo sorprenderla. Para mi, escucharla era una fiesta.
Tenía textos, fuentes de información que ninguna de nosotras conocía.
La recuerdo en una lección sobre Juan Ramón Jiménez:
__Lo más conmovedor del Platero es la dedicatoria a Aguedilla “la pobre loca de la calle del Sol, que me mandaba ,moras y claveles”.
__Agueda era una mendiga que apareció en la primer tirada del libro, en casa tengo un ejemplar, puedo traerlo si les interesa.
Por supuesto que a nadie le interesó.
Discutía con el doctor Tiscornia, tenaz expositor de la leyenda negra sobre la colonización americana por los españoles.
Eran juicios tendenciosos y sin fundamento, según Genoveva.
Recuerdo aquella vez que habló  sobre el QUETZAL.
__ Es el pájaro símbolo de Guatemala, dijo. Lo describió…brillante, su plumaje tan bello, como su gente!,  incomparable, como gemas de diamante.
Pude verlo en su descripción. Quise haber sido como ella, haberlo conocido…lo imaginé…
Enmudeció ante las atrocidades cometidas por los españoles contra el pueblo maya.
Genoveva se apasionaba:
__Hacía más de quinientos años que el pueblo maya había desaparecido cuando los conquistadores llegaron a .América.
Defendía la obra civilizadora de España en América con ardor y conocimientos.
__no es apropiado juzgar los hechos históricos del siglo XVI con el criterio del siglo XX. Tengo textos que lo prueban.
De a poco fue llenándose de una aureola que me tocaba de refilón. Nos sentábamos juntas, éramos compañeras, por lo tanto algo de su brillo me alcanzaba.
Cómo nunca pude ser su amiga?.
Yo la imaginaba viviendo en una casa de grandes salones, y una espléndida biblioteca, tan distinta de mi sencilla  casa de las afueras, con mis sencillísimos padres inmigrantes.
Algún misterio había en su grupo familiar. Veladamente, en oportunidades, hacía referencia a “los problemas de mi padre”, a “la desdicha de mi familia”.Cuando festejé mis quince años, por ejemplo. Fue la única ausente.
___No estoy en condiciones de vivir frivolidades, me dijo cuando se lo reproché.
Quise ser como ella. Es más, soñé con superarla. Me impuse no pensar en las tonterías propias de las chicas de nuestra edad en esa época.
Me convertí en una estudiante seria,  muy sesuda tanto que hasta mis padres se alarmaron. Terminé el bachillerato agotada por el esfuerzo pero dispuesta a encarar uno aún mayor.
Pensaba entonces que para contar en la vida de Genoveva, yo tenía que deslumbrarla, ser la mejor.
Lo calculé. Ella había elegido Filosofía y Letras. En ese terreno jamás podría superarla.
Me decidí entonces por Física Nuclear, una ciencia exacta a la que se puede acceder con tenacidad. Estaba dispuesta.
Los primeros años tuve noticias de sus notas brillantes. Yo me le acercaba orgullosa de mis pequeños logros. Fui avanzando. Cada galardón era un paso hacia su estima.
Pero de a poco nos fuimos alejando, creo que ella me olvidó por completo, en su mundo yo no contaba.
Pero yo estaba en órbita. Mi carrera me apasionó, le dí todas mis horas, los mejores años.
Fui la primer mujer académica en esa ciencia, cuando aparecía en los diarios y me buscaban  para algún reportaje, íntimamente tenía el profundo deseo de sorprenderla, de obligarla a recordarme.
En estos últimos años, en los que no supe nada de ella, en medio de la austera soledad de mi vida, me alegró el sueño de saber que había logrado superarla.
El sábado pasado, de mañana, iba con mi auto, cuando un accidente me obligó a tomar un desvío y fui a dar a la plazoleta sobre la avenida San Isidro, donde funciona una feria.
La vi. Parecía un poco mayor, sólo un poco. Llevaba un chiquito en brazos y dos más la rodeaban en algarabía. Peleaba con pasión  por el precio de los duraznos con el puestero.
Me pareció feliz. Más feliz que nunca antes la había visto y supe entonces que, otra vez, ella había ganado.

Clementina García Ibáñez- Obra: “ La Corzuela”, Ediciones Corregidor, 1987.-Argentina.